El Ave Fénix
En el jardín
del Paraíso, bajo el árbol de la sabiduría, crecía un rosal. En su primera rosa
nació un pájaro; su vuelo era como un rayo de luz, magníficos sus colores,
arrobador su canto.
Pero cuando
Eva cogió el fruto de la ciencia del bien y del mal, y cuando ella y Adán
fueron arrojados del Paraíso, de la flamígera espada del ángel cayó una chispa
en el nido del pájaro y le prendió fuego. El animalito murió abrasado, pero del
rojo huevo salió volando otra ave, única y siempre la misma: el Ave Fénix.
Cuenta la leyenda que anida en Arabia, y que cada cien años se da la muerte
abrasándose en su propio nido; y que del rojo huevo sale una nueva ave Fénix,
la única en el mundo.
El pájaro
vuela en torno a nosotros, rauda como la luz, espléndida de colores, magnífica
en su canto. Cuando la madre está sentada junto a la cuna del hijo, el ave se
acerca a la almohada y, desplegando las alas, traza una aureola alrededor de la
cabeza del niño. Vuela por el sobrio y humilde aposento, y hay resplandor de
sol en él, y sobre la pobre cómoda exhalan, su perfume unas violetas.
…
¡El Ave del
Paraíso! Rejuvenecida cada siglo, nacida entre las llamas, entre las llamas
muertas; tu imagen, enmarcada en oro, cuelga en las salas de los ricos; tú
misma vuelas con frecuencia a la ventura, solitaria, hecha sólo leyenda: el Ave
Fénix de Arabia.
Hans Christian Andersen

No hay comentarios:
Publicar un comentario