jueves, 3 de marzo de 2016

El mito de Polifemo y Galatea

Además de la Galatea de Pigmalión existe otra Galatea en la mitología griega que no tiene nada que ver con la otra. Se trata de una de las hijas de Nereo, el titán menor que manejaba las olas del mar y de quien había heredado sus poderes acuáticos, ya que Galatea era una nereida.
El cíclope Polifemo, hijo predilecto de Poseidón, estaba locamente enamorado de ella, y ella le correspondió por un tiempo, dando esta relación como fruto dos hijos y una hija: Celto, Ilirio y Gala. Sin embargo, cuando Galatea conoció al joven pastor Acis se encaprichó de él, y siendo ella una de las nereidas más bellas de su tiempo el pastor no tardó en corresponderla, y los dos jóvenes se encontraban a menudo furtivamente en el prado, donde se amaban, charlaban y Acis tocaba la flauta para Galatea.
Durante un tiempo los dos jóvenes siguieron viéndose en secreto, ya que aunque no estaba casada oficialmente, Galatea vivía con Polifemo. Pero la mala suerte hizo que el cíclope empezase a sospechar, y un día decidió seguir a Galatea en uno de sus paseos por el campo, sorprendiendo a la pareja besándose detrás de unas rocas. Cegado por la ira y los celos, el gigante Polifemo alzó una roca enorme y la arrojó contra el joven pastor, aplastándolo y matándolo de forma brutal. Desesperada por el dolor, Galatea usó sus poderes de nereida para transformar la sangre de su amante en un río, el río que lleva su nombre, Acis, en recuerdo al amor que una vez tuvo.


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